Autor: Albert Cortina

En las próximas décadas la inteligencia humana y la inteligencia artificial formarán equipo. Cada vez más las empresas requerirán de este nuevo talento híbrido. No necesitaremos sistemas autónomos controlados por ordenadores sino sistemas automáticos controlados por personas. Debemos invertir sobre todo en innovación humana al tiempo que lo hacemos en innovación tecnocientífica.

Los que apostamos por un humanismo avanzado que lidere la nueva sociedad biotecnológica intuimos que en el presente siglo XXI emergerá una inteligencia híbrida como resultado de la suma de la inteligencia humana y la inteligencia artificial.

Lo esencial para afrontar este futuro que ya es presente será que las personas conecten su mente (razón -intelecto) a su corazón (sentimientos-interioridad). Será fundamental que las personas desarrollen plenamente sus capacidades e inteligencias múltiples dejando actuar a la inteligencia espiritual que es realmente la que les permitirá trascender la realidad y conseguir la mejor versión de sí mismos.

Inteligencia espiritual

El advenimiento de la Singularidad tecnológica que profetiza el mesianismo transhumanista/ posthumanista en verdad no está tan cerca, a pesar de que el futurólogo e ingeniero jefe de Google Ray Kurzweil nos anuncie que la inteligencia artificial superará pronto a la inteligencia humana. De acuerdo con buena parte de los expertos en inteligencia artificial, falta mucho para que llegue el momento en el que las capacidades de las máquinas sean mayores que las capacidades de los cerebros humanos biológicos.

El profesor de gestión del MIT Thomas Malone afirma que la inteligencia artificial sólo es el resultado de conectar las inteligencias humanas. Así, una supermente o inteligencia colectiva es una red de personas y máquinas conectadas que parecen actuar de forma inteligente. En estos momentos, lo único que hacen las maquinas es potenciar nuestra conectividad humana, acelerando supermentes.

Supermente

Desde el humanismo avanzado queremos que la inteligencia híbrida esté plenamente impregnada de valores humanos ya que estos seguirán siendo necesarios para ser un buen profesional y una buena persona en un mundo cambiante y acelerado, complejo y con cambios disruptivos hoy inimaginables.

Valores y virtudes como la responsabilidad, la integridad, la honestidad, la generosidad, la confianza, la humildad, la sobriedad, la tenacidad, el optimismo, la paciencia, la alegría, la empatía, la sinceridad, el sentido común, la iniciativa, el gusto por la autonomía, la motivación, la sana ambición, la capacidad de aprender durante toda la vida, la fuerza de voluntad, la creatividad, la sensibilidad, el gusto por la calidad y lo bien hecho, el saber disfrutar de la vida, la capacidad de esfuerzo, la flexibilidad, la curiosidad, la autoconfianza, la capacidad de superar los fracasos, la fe en nuestro proyecto de vida y vocacional, la pasión, la audacia … son valores humanos difícilmente reproducibles en un robot autónomo inteligente, en un algoritmo o en una Superinteligencia artificial.

Audacia

Probablemente en las próximas décadas se ampliará la diversidad de identidades biológicas como consecuencia de la hibridación de los humanos con las máquinas y de una mayor libertad en el diseño morfológico de los seres humanos fruto de las revoluciones digital y biológica que avanzarán de forma exponencial. También veremos cómo la revolución transhumanista servirá para iniciar la Quinta Revolución Industrial con la colonización y comercialización de los espacios ultraterrestres.

Los seres humanos estamos empezando a superar la idea de que solo podemos vivir confinados en la Tierra y la voluntad emprendedora de muchos innovadores del siglo XXI ha empezado a desarrollar estrategias y tecnologías increíbles que hacen del cosmos una nueva realidad vital y económica. Iniciamos también la revolución espacial.

Satélite

Los progresos y la revolución industrial del cosmos pronto serán visibles. Los humanos estamos ya generando construcciones e instalaciones en el espacio. Así, es probable que la nueva civilización ultraterrestre lidere un profundo cambio económico y social que transformará todos los desafíos a los que ahora nos enfrentamos como humanidad.

La industria del espacio conseguirá próximamente progresos tecnocientíficos que apuntan hacia una nueva fase en la evolución humana. La creación de estaciones en el espacio exterior y de colonias o ciudades ultraterrestres es un objetivo que se atreven a proyectar algunos humanos avanzados, yendo más allá de los límites del planeta.

Asgardia, un Estado-nación en el espacio

Romper los límites de las fronteras de la naturaleza y de la condición humana, así como ir más allá de los límites del planeta son desafíos que plantean la nueva utopía o distopía transhumanista/posthumanista.

Sin embargo, las preguntas esenciales de los hombres y las mujeres de nuestro tiempo seguirán siendo las de siempre: ¿Que nos hace humanos? ¿Cómo ser personas con plena dignidad y libertad? ¿Qué es la conciencia? ¿Tiene algún sentido la vida humana y la vida del resto de seres vivos en el planeta? ¿Como responsabilizarnos mejor de custodiar la biosfera? ¿Podemos trascender espiritualmente hacia un más allá? ¿Qué es el alma? ¿Lograremos la inmortalidad? ¿Tiene alguna dirección y propósito la evolución del cosmos? ¿Qué papel tenemos nosotros en ese proyecto humano y del universo?

Evolución del cosmos

A medida que se va desarrollando nuestra concepción de un universo vivo y con un propósito y sentido, los humanos nos preguntamos con mayor conciencia por la esencia de nuestro ser y por la existencia de Dios.

Actualmente, en varios ambientes científicos abiertos a la metafísica y la mística, a la dimensión mental propia del planeta Tierra como parte integrante del universo se la denomina noosfera es decir, la esfera de pensamiento formada por el conjunto de seres vivos dotados de inteligencia.

Conectar mente y corazón
Conectar mente y corazón

A medida que la inteligencia artificial ayude a los humanos a abordar de manera más eficiente las tareas operativas resultará más necesario empoderar a los equipos humanos dentro de las organizaciones públicas y privadas en el talento híbrido mediante un liderazgo humanista que permita a las personas centrarse en su proyecto vital y en lo que de verdad importa. La clave del nuevo Renacimiento humanista será conectar la mente al corazón.

ALBERT CORTINA. Abogado y urbanista
Director del Estudio DTUM
Barcelona, 01 de enero de 2020

PARA SABER MÁS:

VÍDEO: OpenMind. Entrevista a Ramón López de Mántaras

 

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(Barcelona, 1961) es abogado y urbanista. Impulsa un HUMANISMO AVANZADO para una sociedad donde las tecnologías exponenciales estén al servicio de las personas y de la vida, y no al revés. En este sentido, promueve la integración entre ciencia, ética y espiritualidad. Cree que conectar el cerebro con el corazón es un magnífico camino a recorrer. A partir de esa cosmovisión, se dedica a capacitar a las personas mediante la INTEGRACIÓN de la responsabilidad tecnológica, ambiental y social, desde los principios y valores de una ÉTICA UNIVERSAL aplicada a los desafíos del futuro y a la innovación para el desarrollo sostenible. Su principal vocación es ser mediador, facilitador, tender puentes y gestionar de forma integrada ideas, valores y proyectos a favor del BIEN COMÚN. Como director del Estudio DTUM (acrónimo de Derecho, Territorio, Urbanismo y Medio Ambiente), se dedica desde hace más de veinticinco años a la ordenación de la ciudad y del territorio, a la preservación de los espacios naturales, a la custodia de la biosfera y a la intervención y gestión del paisaje. Es consultor en inteligencia ambiental y en ecología integral. Imparte docencia y realiza investigación sobre ética aplicada al urbanismo y a la ordenación del territorio en la Universidad Autónoma de Barcelona, en la Universidad Politécnica de Cataluña y en otras universidades y centros de investigación. Personalmente cree que la trascendencia nos configura como seres humanos y por eso cultiva su interioridad y su inteligencia espiritual mediante la conversión del corazón. Actualmente focaliza su atención en la preservación de la CONDICIÓN HUMANA, desde una antropología que priorice el desarrollo integral de la persona, con el objetivo de capacitarnos para esta sociedad biotecnológica y para la revolución de la inteligencia artificial. Coautor y coordinador, junto con el científico Miguel Ángel Serra, de la trilogía de libros ¿HUMANOS O POSTHUMANOS? Singularidad tecnológica y mejoramiento humano (Fragmenta, 2015), HUMANIDAD∞. Desafíos éticos de las tecnologías emergentes (EIUNSA, 2016) y SINGULARES. Ética de las tecnologías emergentes en personas con diversidad funcional (EIUNSA, 2016). Es también autor del libro HUMANISMO AVANZADO para una sociedad biotecnológica (Teconté, 2017).

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